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Ordoño I

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Rey de Oviedo (850-866). Hijo de Ramiro, a quien sucedió en el trono como rey de Oviedo. Se discute que pudiese ser hijo de Paterna, ya que el matrimonio de esta con Ramiro fue tan solo ocho años antes de que Ordoño accediera al trono, y ya era hombre adulto cuando fue coronado. Fue de condición dulce y piadosa, ganándose las voluntades de la nobleza y del pueblo. 

Ordoño se vio envuelto en múltiples luchas con vascones y árabes, al poco de subir al trono. Los primeros en rebelarse fueron los vascones, espoleados por los árabes. Al año siguiente tuvo que vérselas contra un godo llamado Muza, que se había hecho mahometano y se había apoderado de extensos territorios en Toledo, Zaragoza, Huesca y Tudela. En principio apoyado por Ordoño, después vio como el avance de Muza llegaba hasta la Rioja, apoderándose de Albelda. Ordoño reunió sus huestes, las dividió a la mitad y envió una a poner sitio a Albelda y otra con él al encuentro de Muza. Muza estaba acampado en el monte Laturce, cerca de Clavijo, y fue derrotado tras un duro combate, muriendo por las heridas recibidas. Albelda fue arrasada, debido a que no convenía al monarca extender mucho sus fronteras por la dificultad de conservarlas. Repobló los altos valles leoneses, la comarca del Bierzo, las ciudades de León, Astorga y Tuy, fortificando Amaya y Castilla.

Lobia o Lupo, hijo de Muza, en vez de intentar vengar a su padre, ofreció sumisión y vallasaje a Ordoño, pidiendo protección para defenderse de Mahomed, califa cordobés. Envió Ordoño su ejército para liberar Toledo, pero Mahomed le tendió una celada cerca del Guadalacete, un arroyo que corre cerca de Villaminaya. Los cristianos se retiraron aun sufriendo menos bajas, y Mahomed retiró el cerco a Toledo, recuperándola después (855). 

Las continuas discordias entre los árabes sirvieron a Ordoño para ampliar sus conquistas. Comenzó una campaña contra ellos que le llevó a conquistar Coria, llevándose preso a su gobernador, Zeid. En otra expedición, capitaneada por el conde Rodrigo, de su confianza en las Bardulias, se apoderó de Talamanca, situada a quince kilómetros de Torrelaguna, llevándose cautivo al gobernador Murzuk con su esposa Balkaiz, a quienes después puso luego generosamente en libertad. Los moros, cautivos en las diversas expediciones, fueron llevados y utilizados por Gatón, encargado por Ordoño de restaurar Astorga y para trabajar en los campos. Según se cree, de ellos descienden los llamados maragatos, de mauros captos. 

La relativa paz disfrutada esos tiempos sirvió a Ordoño para reedificar las ciudades arruinadas con tantas guerras, entre las que figuran León, Astorga, Tuy, Amaya, &c. Otorgó un privilegio en favor de la catedral de Oviedo, donando oro, plata, la mitad del portazgo de Oviedo y de las multas del mercado, varias iglesias, monasterios y heredades, concediendo a los vecinos de la ciudad exenciones y franquicias muy importantes. Hallándose enfermo de gota, falleció Ordoño en Oviedo el 27 de mayo de 866, tras 16 años de reinado. Fue enterrado en la Capilla del rey Casto, de la catedral de Oviedo, donde descansan sus restos mortales en unión de los de su esposa Munia. Dejó por hijos a Alfonso, Bermudo, Nuño, Oduardo, Fruela y Aragoncia o Argonta, a quien otros llaman doña Urraca.